Las tarjetas revolving permiten hacer pagos independientemente de que se disponga de fondos o no en la cuenta asociada. En este sentido funciona como una tarjeta de crédito, pero la diferencia radica en que el usuario de una tarjeta revolving puede aplazar la devolución del dinero fijando una cuota (pago cuota fija).
Así, los pagos se realizarán según las cuotas pactadas, a las que se aplicarán los intereses correspondientes. El problema con este tipo de productos es que suelen aplicar unos intereses muy elevados. Además, su funcionamiento induce a caer en una espiral de endeudamiento, ya que al fijar la cuota que quieres pagar, tienes la sensación de que puedes asumirlo.
En ASUFIN ya hemos conseguido numerosas sentencias que dan la razón a nuestros asociados por usura y falta de transparencia. Los intereses a aplicar en una tarjeta o préstamo revolving superan ampliamente el precio de mercado, por lo que el Tribunal Supremo los ha declarado usurario.