Cómo podemos incorporar la sostenibilidad a nuestras decisiones financieras

Las necesidades de las personas consumidoras combinadas con las necesidades sociales y ambientales

Los supervisores europeos, en su esfuerzo por acercar la actividad financiera a la ciudadanía, han publicado una “ficha informativa” (puede descargarse en varios idiomas) en la que explican, de manera sencilla, algunas cuestiones relevantes sobre finanzas sostenibles y, en concreto, a qué características de sostenibilidad se pueden tener en cuenta a la hora de adquirir productos financieros como préstamos, seguros, pensiones o productos de inversión. En concreto, parten de unas preguntas frecuentes que la ciudadanía puede hacerse ante este tipo de productos y, a continuación, plantean cuatro consejos a la hora de elegir en términos de sostenibilidad.

Desde hace unos años, la regulación ha incrementado las exigencias a las entidades financieras en términos de transparencia, información y reporting relativos a aspectos ASG (ambientales, sociales y de gobernanza). Sin embargo, la realidad es que esta información, tal y como se está articulando (en base a las necesidades de supervisión e inversores institucionales), no siempre llega a la sociedad, a las personas consumidoras. En este sentido y ante los retos ambientales y sociales que enfrentamos a nivel global, en el marco del Pacto Verde Europeo, se quiere potenciar la implicación de todos los actores en las soluciones lo que pasa, necesariamente, por incorporar a la ciudadanía en la importancia de integrar estos aspectos en sus decisiones, también en el ámbito financiero.

Desde ASUFIN, también hemos contribuido con anterioridad a este mensaje que nos parece tan necesario en posibilidad de alinear necesidades de las personas consumidoras con aquellas que superan lo individual, en tanto que afectan al entorno compartido en lo social y ambiental.

Respuestas útiles
Entre las preguntas que esta ficha busca responder, encontramos, por ejemplo, las características que permiten distinguir entre sostenibles y tradicionales productos como los préstamos, las inversiones, los seguros o los fondos de pensiones, así como, más importante aún, dónde poder observar la información necesaria para distinguirlos.

El mensaje más relevante que los supervisores quieren trasladar es la importancia de que, como personas consumidoras, incorporemos esta mirada a la hora de elegir el producto financiero que pueda satisfacer nuestras necesidades. Y, para ello, destaca como principales beneficios:

  • La contribución a una economía más sostenible que permite, por ejemplo, la inversión en bonos verdes (que financien, por ejemplo, energías renovables o proyectos de eficiencia energética) o en fondos que, a su vez, inviertan en empresas comprometidas con objetivos de descarbonización o que desarrollen actividades ambientalmente sostenibles (conforme a la taxonomía de la UE)
  • La contribución a mitigar los impactos medioambientales o sociales de las empresas invirtiendo en planes de pensiones u otros productos que puedan influir en el modelo de negocio de la empresa en que invierten, para su transformación y mejor en términos ambientales y sociales.
  • A la hora de adquirir préstamos, también podemos tener en cuenta que las entidades ofrecerán mejores condiciones, cuando el objetivo del gasto a cubrir pueda estar alineado con la mitigación o adaptación al cambio climático (como aquellos préstamos para mejorar el rendimiento energético de los hogares o cambio a fuentes de calefacción más respetuosas desde el punto de vista ambiental).

Consejos para elegir sostenibilidad
El supervisor no olvida que, en todo caso, estamos ante decisiones que afectan a la economía de las personas y que, por tanto, hay objetivos financieros que cubrir. En este sentido, el primer consejo es encontrar ese equilibrio en la importancia que pueda tener la sostenibilidad y el objetivo financiero a alcanzar con el producto en concreto.

Un segundo consejo alerta sobre las prácticas de greenwashing: no conviene fijarse solo en el nombre del producto o su publicidad, sino examinar detenidamente la información del producto sobre las características de sostenibilidad y comparando dichas características.

Atención a los riesgos: no podemos asumir mayor riesgo con un producto por el hecho de ser sostenible que el que podríamos asumir con uno tradicional o que no cumpla con esas características de sostenibilidad deseables.

Y, por último, la necesidad de tomarnos tiempo y reflexión sobre nuestras decisiones, donde se aconseja preguntar y solicitar cuanta información se pueda necesitar para que la decisión se tome con seguridad y confianza.

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