Lucha de Gigantes: Javier Gascón vs La Caixa

Banco: La Caixa
Producto: Swap
Fecha: 2008 (entra en vigor en el 2009)
Duración del proceso judicial: 7 años
Resultado: Favorable al cliente


En el 2008, Javier Gascón suscribió un contrato de SWAP (una permuta de tipo de interés) con La Caixa, en la creencia de que se trataba de un seguro de tipos que lo protegería de las subidas del Euribor. La permuta se activaba el 1 de abril del 2009. Muy poco tiempo después, Gascón se dio cuenta de que el ‘seguro’ funcionaba como una cláusula suelo sobre su hipoteca y que cancelarlo tenía un coste desproporcionado. Navegando por internet encontró un grupo de afectados debatían en un foro: fue así cómo comenzó su lucha contra este nocivo producto bancario. Tras varias quejas a atención al cliente, defensor de las cajas catalanas, mantuvo diversas reuniones e incluso acudió al Banco de España, no consiguió ningún resultado. Es en este momento, donde Javier cambia de estrategia y busca un abogado para llevar a La Caixa a los tribunales. Para entonces ya había dejado de pagar el swap.

Javier Gascón con Patricia Suárez y Margarita Hidalgo (Asufin)
Javier Gascón con Patricia Suárez y Margarita Hidalgo (Asufin)

En septiembre del 2012, un juez declaró que el swap le había sido colocado sin facilitar al cliente la información sobre los riesgos y costes del producto. Declaró así nula la permuta financiera y condenó a la entidad al abono de las costas judiciales. La Caixa no aceptó el fallo por lo que apeló a la Audiencia Provincial y posteriormente al Tribunal Supremo. Efectivamente, la entidad no tuvo ningún empacho en gastar en abogados para obligar a Gascón a pagar los cerca de 14.000€ que había pagado. Sin embargo, ante la oleada de fallos judiciales a favor de los afectados, la entidad desistió del recurso en el Supremo y acató, por fin, el fallo judicial.
Durante todo este proceso judicial Javier Gascón decidió dar un paso adelante. Hastiado con el sistema bancario de este país, que le convierte a él también en víctima, decidió batallar contra ellos con todas las armas posibles. Utilizando su propia experiencia personal como afectado, además de su experiencia profesional, realizó el documental «Manos arriba esto es un contrato«. El largometraje recoge la cruda realidad que hay tras la colocación masiva de productos abusivos y cómo han destrozado la vida a muchas personas. Mezclando casos personales con información sobre la banca, se nos acerca una realidad que entre todos podemos hacer que llegue a su fin.

Miguel Córdoba (Profesores de Economía de Empresa en el CEU) afirma en el documental que esta década se ha caracterizado por la creación de productos bancarios ‘raritos’ y ‘sintéticos’, creados para que los bancos puedan ganar más dinero. ¿Qué opinas sobre estas declaraciones, que opinión te merecen estos productos?

Suscribo totalmente dicha afirmación. Estoy convencido que la mayoría de artífices de estos productos ni siquiera los entienden. Eso da una muestra de lo perversos que llegan a ser.
En concreto estoy convencido que los swaps que se comercializaron masivamente entre el verano de 2007 y finales de 2008 sirvieron para «asegurar» (a ellos sí) los beneficios que venían consiguiendo antes de la crisis y de esta manera se prevenían de la posible bajada del Euribor (que a ellos les perjudicaba). Además de esta manera, al tener hipotecas aseguradas con coberturas podían volver a contar con las cantidades dadas en hipotecas y aumentar el apalancamiento del dinero.

¿Estás de acuerdo con la declaración que los grandes partidos se ponen de acuerdo siempre en «proteger a los Bancos aunque se generen situaciones de abuso al consumidor» así como que es «la consentida por los poderes públicos»?

Evidentemente. Todos los partidos tienen afiliados, dirigentes o familiares en las administraciones de todas las cajas. Todos reciben créditos para sus campañas.

Un hombre que ha logrado detener su desahucio 5 veces afirma en el documental que «lo último que se puede tener es miedo y vergüenza» ¿Crees que muchas de las víctimas quedan paralizadas por estos sentimientos? ¿Crees que hay muchas personas que al sentir esto deciden no acudir a los Tribunales así como exponer su caso?

Efectivamente, el miedo se siente, pero el principal sentimiento es la vergüenza y también la culpabilidad. Te sientes culpable de algo, cuando en realidad has sido inducido, desinformado y claramente engañado. Hasta que no haces una reflexión más profunda, logras quitarte el prejuicio del sentido de culpabilidad y el miedo lo conviertes en rabia no puedes empezar a defenderte. La mayoría no se defiende, no acuden a la justicia, y los bancos se aprovechan de esto.

En el documental aparece también una señora de 72 años con incapacidad que está apunto de ser desahuciada diciendo que la única palabra que puede explicar la situación es «Impotencia». ¿Qué palabra escogerías tú?

Esa palabra es la mejor describe la situación. El estoicismo con el que lo dice Mercedes Losada (víctima de un producto bancario), en ese momento enferma de cáncer, es inapelable.  

¿Opinas que en cierta medida los ciudadanos han asumido una culpa que no les corresponde?

Este es el principal problema. Es lo primero que te viene a la cabeza: «por qué lo firmé, quizá no hice bien las cosas…» No piensas en un principio que ha habido un verdadero afán de engañar, porque hay que tener en cuenta que la imagen que gasta la banca es incuestionable. Has firmado un contrato en una oficina con profesionales, no en el sótano de un garito de juego.

El testimonio de Patricia Suárez explicando el cambio de criterio que sufrió el Banco de España en Julio del 2009 también se recoge en tu documental.  ¿Cuál es tu opinión respecto a este tema? ¿Por qué rectifican y que podría haberlos hecho dejar de dar la razón a los damnificados? –

Está todo documentado y descrito en «Manos arriba». Es lamentable que las instituciones públicas se pusieran tan claramente a manos de los poderosos con el fin del salvaguardar el sistema financiero. La banca es un chantajista especializado y si el gobierno no hubiese actuado así les hubiesen amenazado con un «corralito» que hubiese supuesto el descrédito mundial. Cosas del poder. Se rescata a los grandes y se sacrifica a la gente.

¿Cuándo decides realizar este documental?

Soy cinéfilo desde niño y estudié audiovisuales. Desde que fui afectado por un producto bancario tóxico me di cuenta que era motivo de un documental. Tenían suficientes alicientes como para ser documentados. Desde el inicio, a la vez que servía para denunciar nuestra situación, pude grabar testimonios que me explicaban lo sucedido. Con la particularidad que al ser afectado me hablaban con una sinceridad que pocas veces obtienes en este tipo de contextos.

¿Qué pensabas que ibas a encontrarte?

No busco tanto la información como la emoción. Al fin y al cabo lo que nos ha afectado podría muy bien haber sido otra cosa (un cáncer), en cambio la sensación de culpabilidad, rabia e impotencia es común, transferible a otros tiempos y otras causas.

La versión corta del documental lleva más de 30.000 visualizaciones, ¿Crees que alguna de las personas que lo haya visto, ha podido coger de aquí el impulso necesario para denunciar su caso?

Creo que sí. Pero sobretodo ha servido para que otros medios se interesasen por lo que estaba sucediendo, algo que sorprendentemente cuando estaba pasando estaba demasiado silenciado en los medios generalistas.

¿Podrías explicar la relación entre tu caso particular como afectado y tu creación del documental?

Pensé en hacer el documental en abril de 2009. Mientras grababa cosas yo estaba afectado por mi caso. Tenía claro algunos aspectos que quería tratar pero en otros el día a día y la sucesión de los acontecimientos, e incluso las noticias variaba mucho. Era la crisis social y económica más grande que se había vivido a nivel global y nacional, por lo tanto cada día tenía una perspectiva diferente. Así que pensé que hasta que no resolviera mi caso, o tuviera la sensación de estar libre de él, no me pondría a estudiar el planteamiento final que tendría el documental. Entre agosto y octubre de 2012 lo monté. Ahí ya tenía la sensación de que la decisión del Tribunal era inamovible y que yo ya estaba libre.

¿Cuál es la sensación general de los espectadores de tu documental?

Sienten rabia e impotencia. Justo lo que quería conseguir

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