«El lugar subalterno que ocupa la mujer en lo económico determina el resto de desigualdades»

Sin medidas que impacten en cómo se coordina el tiempo en los hogares no se van a conseguir cambios reales, dice Consumo

“Sabemos que la desigualdad económica no es la única que afecta a las mujeres pero, sin duda, no es una desigualdad cualquiera. El papel subalterno que ocupan las mujeres afecta al resto de desigualdades; pensemos en las decisiones vitales que se toman o no condicionadas por la dependencia económica”, explicó hoy Bibiana Medialdea, directora general de Consumo, en nuestro encuentro anual con motivo de la Semana de la Igualdad, centrado en esta ocasión en Mujer, pobreza y sobreendeudamiento.  

“Esa condición subalterna que tenemos en el espacio económico, y las brechas que genera, está en la base de otros muchos problemas, cuyas manifestaciones más visibles pueden ser la violencia machista, las diferencias en salud… Cuando tiramos del hilo llegamos a la diferencia económica”, afirmó la representante del Ministerio de Consumo. “No es casual -abundó- que tengamos menos ingresos, menos patrimonio… Es fruto de la división sexual del trabajo: si la mujer ocupa un lugar subalterno en el ámbito laboral y económico es porque en ese otro lugar, oscuro, privado, del hogar, ocupa un papel protagonista”.

Durante el encuentro, Gloria González, coordinadora de RSC, en Economistas sin Fronteras, puso sobre la mesa algunos datos que remarcan las dificultades con las que se enfrenta la mujer. La conciliación familiar, por ejemplo, es percibida por el 78% como una dificultad para emprender, muy por delante del acceso a la financiación (43%) o de la falta de experiencia o cultura empresarial (22%).

Medialdea considera que hay debates que se nos abren como sociedad y asuntos de importancia sobre los que tendremos que decidir, como el actual reparto injusto en el ámbito doméstico: “Decidamos que ese trabajo que se está haciendo en los hogares salga de ese ámbito, una vez terminan los permisos de maternidad y paternidad, o bien alargarlos”.

“Es verdad que tenemos brecha de desempleo pero no es tan grande, es de apenas unos puntos. Y sin restarle importancia, pongamos el foco, por ejemplo en las tasas de empleo a tiempo parcial. Cuando preguntamos por los motivos que explican el tiempo parcial en hombres, aducen a temas como la formación, enfermedad, y demás asuntos que tienen que ver con su persona; en mujeres, por el contrario, a cuidado de niños y mayores, fundamentalmente. Y empleo parcial, es ingresos y cotizaciones parciales”, remachó.

“Vemos trayectorias de mujeres que tienen lagunas grandes que coinciden con crianza de los hijos, en la treintena y luego otra, en la cincuentena, por el cuidado de mayores. Sin medidas que afecten a cómo se coordina el tiempo en los hogares no se van a conseguir cambios en el ámbito económico y laboral”, concluyó la directora general de Consumo.

Patricia Suárez apostilló que las mujeres han ido conquistando el lugar público, con grandes sacrificios y renuncias, pero que a los hombres les falta conquistar el privado. Y refiriéndose a la merma de cotizaciones que sufre la mujer llegada la jubilación: “La brecha de las pensiones es la consolidación de la brecha de vida”.

Sabina Lobato, directora de Formación y Transformación de Fundación ONCE, por su parte, abordó la perspectiva de la discapacidad y el peso de la función cuidadora, que genera mayor dependencia económica de otros familiares. “Esa mayor dependencia unida a otros factores de mayor vulnerabilidad, tiene una incidencia directa en otros fenómenos”, advirtió y ofreció el dato de que el 20,7% de las mujeres con discapacidad han sido objeto de violencia física o verbal, frente al 13,8%, en los casos de mujeres sin discapacidad.

“La exclusión social es un fenómeno más amplio que el de la pobreza, no siempre la exclusión deriva de la pobreza, aunque en la mayoría de los casos, ambas vayan asociadas”, consideró Marina Sánchez-Sierra, socióloga en Cáritas España. Y refirió que las mujeres que encabezan económica hogares ha pasado del 22%, en 2007, al 36,5%, en 2021, siendo estos hogares, en un 57%, los que mayor pobreza sufren.

María García, presidenta y fundadora de Isadora Duncan puso el foco en la monoparentalidad, con hogares que viven con gran vulnerabilidad económica. Mujeres con grandes necesidades de educación financiera y a las que no siempre hay que llevar por el autoempleo: “No todos, hombres y mujeres, servimos para emprender”, consideró. Y se refirió a las pensiones, que también penaliza a las mujeres (también hombres) que llegan en soledad a la jubilación: “La monoparentalidad en las pensiones no existe. A la hora de ser pensionista te perjudica no tener compañero ni estar casada”.

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