¿En qué consiste la nueva tasa de basuras? ¿Cómo se recicla en Europea? Todas las claves aquí

Los requerimientos en materia medioambiental son cada vez mayores, te damos todas las claves del impacto de esta nueva tasa de basuras aquí

Desde hace tiempo sabemos que el consumo y la sostenibilidad van de la mano: pocas cosas hay que tengan mayor impacto en el entorno que el consumo desaforado, y a la contra, desde el consumo podemos hacer mucho bien para cambiar las cosas. Con ese ánimo se legisló en su momento para limitar los residuos y promover la economía circular. Y de aquella ley, la 7/2022, nace la controvertida tasa de basuras, que están obligados a pagar desde el mes de abril quienes viven en municipios de más de 5.000 habitantes.

La tasa de basuras está recogida en Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular, de 2022, cuya entrada en vigor, a los tres años, acaba de producirse. Está pensada para contribuir a cumplir con los objetivos de la Unión Europea, que exigen alcanzar un 55% de reutilización y reciclaje de residuos para 2025, incrementándose este objetivo al 65% para 2035.

Cada municipio decide cómo aplica la tasa y debe reflejar el coste real del servicio, es decir, nosotros ya tributamos por la recogida de basuras, por lo que nuestro ayuntamiento nos tiene que indicar qué nuevos servicios van a ofrecer a los ciudadanos.

La filosofía de la tasa es “quien contamina paga”, por lo que la norma estatal permite establecer criterios en base a “personalizar la cuantía”: habrá barrios que van a pagar más, según el valor catastral de la vivienda, que supone el grueso de la definición de la tasa. También variará según la cantidad de basura que genere cada zona. Por ejemplo, Madrid ha anunciado que las empresas de limpieza están “parametrizado” los datos de las recogidas, “barrio por barrio”, para calcular la tasa por zonas.

¿Qué sucede en Europa?

Los modelos de pago más comunes son los que se paga vía impuestos municipales o regionales sin relación directa con la cantidad de basura generada. Que es el caso, básicamente de nuestro país, o de Grecia y algunos municipios de Francia.

Por otra parte, tenemos la tarifa fija, por la que todos los hogares pagan una cantidad fija, de nuevo sin premiar ni penalizar el que recicla o genera más basura. Esta tarifa se aplica en Portugal y en parte de Italia.

Y luego tenemos la más interesante: el pago por generación (“Pay-As-You-Throw”, PAYT). Los ciudadanos pagan según la cantidad de residuos no reciclables que generan (por peso, volumen, o número de bolsas/contenedores).

Países donde se aplica:

Alemania: Muy extendido. Se paga según el volumen del contenedor y la frecuencia de recogida. De hecho, hay algunos municipios que usan contenedores con chip para registrar cuántas veces se vacían.

Países Bajos: En muchas ciudades se paga por cada bolsa o cada vez que se vacía el contenedor.

Bélgica: Se venden bolsas oficiales (más caras para residuos no reciclables).

Austria y Suiza: También hay sistemas de peso o bolsas con tarifa.

Cada vez más países están adoptando sistemas PAYT, impulsados precisamente por estas políticas de economía circular que te comentaba, y que inspiran la tasa de basura en nuestro país.

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