Por su trascendencia, nos hacemos eco de la noticia remitida por EFE a los medios sobre la multa de 1,8 millones de Euros impuesta al Santander por el regulador británico de los mercados, la FSA.
En España, mientras tanto, seguimos esperando que la CNMV y el BdE nos den su opinión sobre las más de 500 sentencias que condenan a las entidades bancarias por no informar correctamente en la comercialización de las permutas de tipos de interés.
El regulador británico de los mercados, la FSA, ha sancionado al Banco Santander con una multa de 1,5 millones de libras, unos 1,8 millones de euros, por informar mal a sus clientes al invertir en productos estructurados.
Estos productos financieros consisten en la combinación de diferentes inversiones, por ejemplo ligadas a Bolsa, divisas y materias primas, gestionando así el riesgo de que fracase alguna de ellas.
La FSA considera que el banco que preside Emilio Botín no ofreció toda la información respecto a la cobertura de dichos productos por parte del esquema de compensación de servicios financieros (FSCS). Es decir, qué parte de sus inversiones estaba garantizada y qué parte podía perderse para siempre.
Los clientes de productos estructurados de la entidad comenzaron a preguntar sobre la amplitud de la cobertura que podrían encontrar en dicho esquema de compensación a finales del ejercicio 2008, pero no fue hasta enero de 2010 cuando el Santander empezó a aclarar sus interrogantes.
El Santander comercializó 3,2 millones de euros (2,7 millones de libras) de estos productos estructurados durante este periodo, aunque no fue hasta junio de 2009 cuando se concluyó que la cobertura de dos de sus productos era limitada.
Según una responsable de la FSA, Tracey McDermott, «cuando las firmas informan a los consumidores sobre sus productos, ésta ha de ser correcta y sin ambigüedades. Al fin y al cabo, se trata de ayudar a la gente a tomar decisiones sobre dónde invertir».
«Teniendo en cuenta que las ventas de estos productos se produjo entre 2008 y 2009, un periodo de incertidumbre financiera, Santander debería haber reaccionado con celeridad para confirmar bajo qué circunstancias estaría disponible la cobertura de la FSCS», argumentó.
Fuentes oficiales del grupo cántabro indicaron que ha decidido no recurrir la multa, lo que cierra una investigación más amplia, a pesar de que el Banco Santander «está decepcionado con la decisión», que considera desproporcionada, y ha registrado su oposición a la FSA.
La entidad que dirige Ana Patricia Botín en Reino Unido subrayó que no existe indicación de que los productos fueran vendidos a clientes no cualificados y que ningún cliente ha sufrido una pérdida financiera.