El desarrollo sostenible se ve amenazado por aumento de los niveles de basura que se han duplicado en los últimos treinta años
A día de hoy todas nuestras necesidades se ven satisfechas desde las más básicas a las más sofisticadas ya que tenemos a nuestro alcance todo tipo de productos. Sin embargo, esto puede tener unos riesgos que no estamos planteando, ya que el consumo desmedido por una parte de la población mundial está derivando en un déficit de recursos. Por eso, en los últimos hemos estudiado cómo consumimos y qué efectos tiene este hecho en el medio ambiente y la sociedad.
El modelo económico de nuestra sociedad se basa en la extracción de materias primas, manufactura y producción, distribución y compra y, por último, desecho. Estos procesos tienen un impacto negativo en el medio ambiente.
La extracción de recursos naturales es la obtención materias primas y energía de la naturaleza para producir bienes y servicios. Muchos de estos recursos no son renovables. Alteramos los ciclos o la capacidad de regeneración de algunos recursos, y producimos materias primas y energía de manera muy contaminante.
En la producción y distribución de los productos existe otra problemática, muchas veces el precio de los productos no refleja su coste ambiental o social real, es decir, aquellos costes que afectan a la salud y calidad de vida de las personas.
En una de las últimas fases del proceso, la compra, cabe destacar que el crecimiento está basado en la obsolescencia programada. Esto es el consumo continúo de productos, con una vida útil cada vez más corta.
Generalmente la mayoría de los productos acaban desechados en vertederos o quemados para su valorización energética. Según los científicos los niveles de basura se han duplicado en los últimos treinta años.
Este modelo de consumo es inviable a largo plazo, y la única solución es una transformación completa de la economía. Por lo que se debe incentivar la producción responsable y legislar para que las empresas produzcan de manera respetuosa y acepten las externalidades de sus procesos, hasta llegar a cambiar el modelo lineal de producción hacia uno circular en el que se reparen, reutilicen y aprovechen los productos obsoletos.

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