Las finanzas sostenibles aúnan el crecimiento económico, el desarrollo humano y el crecimiento social
Los inversores están cada vez más interesados en apoyar negocios y proyectos denominados como verdes. Buscan un beneficio doble, obtener rentabilidad de la inversión y que, a su vez, esa inversión revierta o se convierta en algo positivo para toda la sociedad. Este criterio ético de las finanzas sostenibles supone un cambio de cultura para el mundo financiero que deberá adaptarse para poder hacer frente a las demandas de los inversores que son personas cada vez más comprometidas con la necesidad de generar valor a la sociedad. Según una encuesta de Morgan Stanley[1], el 86% de los jóvenes están interesados en las inversiones sostenibles.
La CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores)[2] distingue 3 tipologías dentro de las finanzas sostenibles:
- Inversión Socialmente Responsable (ISR): inversiones que incluyen criterios medioambientales, sociales y de gobernanza a parte de los estrictamente económicos (riesgo, rentabilidad y liquidez). También se incluyen las inversiones de impacto, cuya finalidad es generar impacto social, medioambiental y retorno financiero.
- Banca ética: aquella banca que desarrolla su actividad siguiendo desde un principio los criterios de transparencia, democracia y sostenibilidad junto a los financieros de la banca clásica.
- Microfinanzas: facilita servicios financieros básicos a colectivos en riesgo de exclusión financiera (cuentas corrientes, tarjetas de débito, préstamos…). El objetivo es incluir a dichos colectivos en los aspectos financieros.
Las finanzas sostenibles como catapulta para los productos de financiación que ayuden a conseguir desarrollo sostenible
- Fondos de pensión y de inversión: instrumentos de inversión y ahorro compuestos por el patrimonio de un grupo de inversores particulares y cuya gestión recae sobre una entidad gestora.
- Bonos verdes y sociales: emisiones de deuda pública o privada centradas en la financiación de proyectos destinados a un impacto ambiental o social positivo.
- Capital de riesgo social: inversiones con criterios de sostenibilidad hacia empresas no cotizadas.
- Microcréditos: pequeños créditos para el emprendimiento o desarrollo de negocios con dificultad para acceder a financiación, cuyo objetivo es fomentar el autoempleo a nivel social.
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[1] https://www.morganstanley.com/access/why-millennial-investors-are-different
[2] https://www.cnmv.es/portal/Finanzas-Sostenibles/Tipologias.aspx