Los 60 mayores bancos del mundo tienen una exposición a combustibles fósiles de 1,35 billones

Un estudio de la organización europea Finance Watch alerta del riesgo que corre la devaluación de estos activos en la transición al objetivo cero emisiones, y permite hacerse una idea del volumen de riesgos prudenciales a los que están expuestos los bancos

La organización europea Finance Watch ha llevado a cabo una investigación que revela que los 60 bancos más grandes del mundo tienen unos 1,35 billones de dólares expuestos a combustibles fósiles.

Los combustibles fósiles son el factor que más está contribuyendo a acelerar el cambio climático, y muchas de estas inversiones tendrán que ser descartadas antes del final de su vida económica, en el marco de la transición a una economía sostenible. Es decir, se convertirán en activos cautivos y perderán su valor, lo que supondrá pérdidas para los bancos que los financien. Además de los daños obvios derivados del cambio climático, con los episodios que ya estamos viviendo, estas pérdidas podrían desestabilizar el sistema financiero en su conjunto, provocando otra crisis financiera.

Este estudio también muestra que la exposición de los bancos mundiales a activos consistentes en combustibles fósiles en sí mismos —sin contar otros sectores de la cadena que generan grandes emisiones— es prácticamente equivalente a la exposición de todo el sistema financiero a los préstamos subprime antes de la crisis financiera mundial de 2007-2008. Si bien los combustibles fósiles y los préstamos subprime presentan evidentes diferencias estructurales, existen rasgos en común entre la situación de entonces y la actual.

El estudio analiza los 60 bancos más grandes del mundo, incluidos los 22 bancos más grandes de la UE por número de activos, tres de los cuales son españoles. Desde nuestro punto de vista, la aplicación de una ponderación del riesgo del 150 % a los activos de los bancos que estén expuestos al riesgo de crédito de los combustibles fósiles requeriría de media un capital adicional equivalente a unos 3-5 meses de los beneficios de esos bancos en 2021.

El capital adicional medio por banco ascendería a 2.690 millones de euros, el equivalente al 2,85% del patrimonio neto actual de los bancos (a 31 de diciembre de 2021) o a 3,42 meses de sus ingresos netos en 2021.

Los tres bancos españoles incluidos en nuestra muestra —BBVA, Santander y CaixaBank— están menos expuestos a los combustibles fósiles que los bancos de muchos otros países. Entre los tres, estos bancos poseen en sus balances 30.200 millones de euros en activos vinculados a combustibles fósiles, lo cual supone el 1,12 % de sus activos totales, frente al 1,05 % de la media de la UE y al 1,47 % de la media mundial.

Esto significa que, de media, cada uno de los bancos españoles necesitaría recaudar un capital adicional de 1.400 millones de euros, frente a la media mundial de 2.690 millones de euros, para aplicar una ponderación de riesgo más elevada a sus activos vinculados a combustibles fósiles.

Dada su rentabilidad, estimamos que los bancos españoles podrían conseguirlo en unos 2,99 meses mediante una retención de beneficios, lo cual está por debajo de la media de la UE y mundial. 

Implicaciones para la concesión de préstamos 

En los años posteriores a la crisis financiera mundial, los bancos recaudaron una gran cantidad de capital en un plazo de 18-24 meses sin reducir sus concesiones de préstamos ni sus activos totales, mediante una combinación de beneficios retenidos y de la aplicación de mayores diferenciales para los préstamos. 

El capital adicional necesario para esta propuesta es mucho menor y equivale a la retención de tan solo un trimestre de beneficios, aunque en la práctica los bancos tendrían más plazo para responder, porque normalmente este tipo de medidas se aplican de forma gradual durante periodos más largos.

La nueva brecha de capital podría salvarse muy fácilmente mediante la retención de beneficios durante un periodo adecuado sin reducir por ello la capacidad de concesión de préstamos, lo cual es importante para respaldar una transición sostenible.

Esto no impediría que los bancos concediesen préstamos a los clientes del sector de los combustibles fósiles, aunque los bancos tendrían que introducir una prima de riesgo más alta en sus préstamos para contabilizar los riesgos asociados.

La actual revisión legislativa de las normas prudenciales bancarias en la UE —el Reglamento y la Directiva sobre Requisitos de Capital (RRC / DRC)— constituye una oportunidad única para introducir una ponderación de riesgo sectorial para las exposiciones al riesgo de crédito de los combustibles fósiles. Más adelante, los supervisores deberían trabajar con los bancos para aplicar los cambios de manera gradual a lo largo de un periodo adecuado. Esto es fundamental para proteger a los bancos españoles de los riesgos relacionados con el clima que están asociados a la financiación del sector de los combustibles fósiles, así como las perturbaciones debidas a la aceleración del cambio climático, sin reducir su capacidad de conceder préstamos.

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