La Comisión Europea prevé que el reglamento contribuya a conseguir el objetivo de 0 emisiones establecido para 2050
Las emisiones de deuda con criterios medioambientales, o bonos verdes, ascienden a 250.000 millones de euros al año en el mercado mundial. Por ellos, la Comisión Europea ha regulado por primera vez las condiciones para poder etiquetar como «verde» un bono. Además, fija las obligaciones que deberán asumir los emisores de este tipo de deuda y un sistema de supervisión y registro de los auditores externos para verificar la validez de la etiqueta.
Así mismo, este proyecto pendiente de tramitación por el Consejo y Parlamento Europeo, establece sanciones de hasta 200.000 euros para aquellos verificadores que de manera negligente o intencionada incumplan sus obligaciones de rigor y neutralidad. Como Europa considera que los bonos verdes no acababan de despegar por la incertidumbre que suponían los criterios para obtener la etiqueta, por ello, ofrece garantías de usar auditores externos y que estén controlados.
La Comisión Europea confía en que el nuevo reglamento despeje estas dudas y permita a todos los inversores adquirir bonos verdes con la garantía de que su dinero se destinará a financiar proyectos compatibles con los objetivos medioambientales de reducir en un 55% las emisiones para 2030, y el de cero emisiones en 2050.
Además, este reglamento facilitará la obtención de capital para financiar la transición ecológica. La disponibilidad de una etiqueta verde de carácter europeo abaratará la colocación de esa deuda, pues a los emisores les bastará con contar con una auditoría externa favorable.
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