Conclusiones del Consejo de la UE. Transición a una sociedad sostenible

«Estamos en el comienzo de una extinción masiva y todo de lo que podéis hablar es de dinero y de cuentos felices de crecimiento económico eterno ¿Cómo os atrevéis?.»

Con estas duras palabras recriminaba la joven activista Greta Thunberg a los líderes mundiales su inacción ante los efectos negativos en el medio natural de nuestro actual sistema económico el pasado septiembre en la Cumbre del Clima de la ONU.

Durante esa misma semana, tuvo lugar la Huelga Mundial por el Clima, una enorme manifestación organizada a nivel internacional que sacó a la calle a millones de jóvenes reclamando a los gobiernos, empresas y a la propia sociedad en general cambios que permitan proteger el porvenir del planeta y, por ende, de la propia vida humana.

Ante esta nueva oleada que reclama justicia ecológica, parece que los órganos internacionales se han puesto manos a la obra. Al menos así ha sido el caso del Consejo de la Unión Europea (UE), que desde el pasado 4 de octubre ha adoptado unas Conclusiones tituladas “Mayor Circularidad: transición a una sociedad sostenible”. En ellas, el órgano comenta la necesidad de avanzar hacia una sociedad -y una economía- sostenible. Para ello, destaca que la economía circular es un importante instrumento que permite respetar los límites de nuestro planeta.

Esto, según el órgano europeo, contribuiría a conseguir los objetivos planteados por el Acuerdo de Paris y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Como respuesta, el Consejo insta a la Comisión y a los Estados Miembros, entre ellos España, a que integren la economía circular en todas las políticas pertinentes, y que hagan de ella una de las piedras angulares de la visión a largo plazo del futuro de la Unión Europea.

La institución también resalta el potencial de la economía circular al combinarla con las tecnologías digitales. No obstante, es necesario recordar que la digitalización requiere de aparatos electrónicos cuya producción es intensiva en minerales con escasas reservas mundiales. De hecho, el Consejo de la UE resalta en las mismas Conclusiones que para que dicha combinación sea sostenible es necesario alargar la vida útil de los productos tecnológicos, los cuales actualmente destacan por tener un ciclo de vida demasiado corto y corrosivo para el medio ambiente. A parte de hacer hincapié en las nuevas tecnologías, especifica que urgen medidas en sectores especialmente contaminantes, como son la construcción, los químicos, el sector textil, el alimentario y en el de los plásticos, ámbitos en los cuales el reciclaje y una eficiente gestión de residuos deben impulsarse cuanto antes.

Por último, no sólo recalca la necesidad de adoptar cambios en los sistemas productivos, sino en el comportamiento de los consumidores y de los propios Estados, dada su capacidad de generar diferentes actividades económicas. Así, por un lado, señalan que es necesario reducir el consumismo excesivo y desarrollar estilos de vida que generen patrones de consumo responsables con el medio natural. Por otro, animan a los gobiernos a que hagan uso de la fiscalidad medioambiental y de las subvenciones para impulsar actividades económicas ecológicas, así como frenar las que no lo son.

En general, como decíamos al comienzo, no dejan de ser medidas que resaltan la necesidad de cambiar, pero sin llegar a proponer medidas vinculantes para que se produzca un cambio efectivo. Además, no se comentan en ningún momento importantes actuales fenómenos económicos estrechamente relacionados con los temas que se abordan: la obsolescencia programada, una globalización del sector textil y alimentario cuyo transporte supone una de las principales fuentes de contaminación, o la propia constante búsqueda del crecimiento económico.

¿Es lógico pedir menores niveles de consumo para respetar los límites del planeta al mismo tiempo que se busca y celebra un constante aumento del PIB, es decir, de la producción del país? ¿Necesitamos cambiar los flecos de nuestro sistema económico, o cambiar las bases de un sistema que requiere ciertos comportamientos por parte de los consumidores para su correcto funcionamiento? Es un tema complejo que, sin duda, requiere que reflexionemos y aportemos nuevas propuestas, y la economía circular se está posicionando como una de ellas.

Con todo ello, estas Conclusiones del Consejo de la UE no dejan de ser un esperanzador paso hacia una sociedad y una economía más respetuosa con el mundo que dejaremos a nuestros hijos e hijas, algo que los jóvenes ya han empezado a reclamar.

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