Cómo pueden ayudar las fintech a una mayor inclusión financiera
Cuando pensamos en fintech, seguro que lo primero que nos pasa por la mente son conceptos como entidades más modernas, productos novedosos o formas de financiación alternativa. Pero las iniciativas fintech han conseguido mucho más que es eso. Se han convertido en una herramienta perfecta por su facilidad de acceso y bajo coste para atender las necesidades financieras de mucha población, incluida la más vulnerable. En definitiva, un actor fundamental para la inclusión financiera y lo ha hecho en muy corto plazo con modelos muy flexibles.
Su mayor fortaleza consiste en integrar nuevas tecnologías con las necesidades reales de la población. Es así como el desarrollo de aplicaciones y productos digitales, unido a las mejoras en interconexión ha permitido cambiar los esquemas tradicionales del sistema financiero. Esto ha llevado a que países como China, India o Brasil se hayan posicionado por encima de otros como Reino Unido o Estados Unidos donde había surgido el fenómeno fintech, en el desarrollo de aplicaciones fintech.
Bancarización
El riesgo de estar excesivamente bancarizados, como ocurre en España, no es solo que no podemos ver nuestra relación financiera fuera del esquema de un banco, si no que cuando el cliente es “expulsado” o tiene problemas para estar dentro del sistema, no tiene muchas alternativas.
Pongamos por ejemplo los recibos de los principales servicios como luz, gas o telefonía. La gestión mayoritaria es por domiciliación bancaria y si esta no se puede llevar a cabo, por ejemplo, por devolución del recibo por no tener saldo, en la mayoría de los casos se tiene que gestionar de nuevo el pago en la misma entidad financiera o a lo sumo abonarlo con una tarjeta bancaria.
Pero si salimos de nuestro contexto, hasta ahora rodeado de sucursales, hay muchos países en los que el acceso a un servicio bancario es imposible para buena parte de la población. Por ejemplo, a pesar de los avances de las últimas décadas en América Latina se calcula que solo el 54,5% de la población adulta tiene una cuenta bancaria.
En este continente junto con algunos países de Asia y unos pocos de África el desarrollo de negocios fintech esta reduciendo esta brecha poniendo el foco en soluciones que permitan que mucha población tenga acceso a servicios financieros básicos. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) un 46% de todos los nuevos negocios fintech se ha centrado sus productos para personas y pequeños negocios escasamente bancarizadas e incluso completamente fuera del sector financiero.
En el lado de los negocios, estos desarrollos promueven mejoras en las opciones de pago y facturación consiguiendo una mejora en sus costes. Incluso las más innovadoras se están centrando en aspectos como el fomento del ahorro y la inversión.
Pero donde el crecimiento tiene más labor social es en el segmento del cliente particular, especialmente en pagos y remesas. Este crecimiento se ha apoyado en el espectacular aumento del uso y cobertura de los smartphones, que ya supera dos tercios de la población adulta en Iberoamérica. Según un estudio de Juniper Research el valor de las remesas enviadas y recibidas por alguna aplicación móvil superó los 25.000 millones de dólares en 2018, un 67% más que tres años antes. Este incremento continuará en 2019 y muestra una vía de crecimiento importante para el negocio fintech.
El envío de dinero, de forma sencilla y con menos costes, supone una vía de acceso a los servicios financieros básicos como cuenta bancaria o gestión de pagos con tarjeta física o virtual a través del móvil.
Neobancos
En países como España, este concepto de servicios novedosos se centraría en los llamados neobancos. Pero vemos que la perspectiva en la que se han creado es muy distinta. Si bien los productos que cubren pueden considerarse como básicos: fundamentalmente cuenta bancaria y tarjeta, no se han centrado en ofrecer estos servicios de forma económica y accesible, sino precisamente lo contrario.
La mayoría de los neobancos españoles y europeos se centran más en un servicio añadido (como uso de tarjeta en el extranjero, asistencia en viajes, etc.) que precisamente va enfocado a un cliente más Premium.
España es uno de los países más bancarizados del mundo, pero ya un 6% de la población no tiene cuenta bancaria. No solo eso, un porcentaje mucho mayor está fuera de las cuentas o servicios nómina “Premium” o sin coste por no cumplir con requisitos como ingresos mínimos. Estar fuera de estos productos supone un sobrecoste por mantener este servicio básico y el riesgo de acabar siendo “expulsado”. En este contexto las fintech, tal y como están haciendo en otros países tiene mucho que decir a la hora de fomentar la inclusión financiera.Ban