Los precios por las nubes: ¿qué significan los conceptos baratoinflación, cheapinflación y reduflación?

Más allá de la inflación, que genera pobreza en el consumidor, hay otros conceptos que hilan más fino en la subida de los precios

Patricia Suárez, presidenta de ASUFIN, ha profundizado en el tema de la subida de precios, advirtiendo a los consumidores de conceptos que afinan mucho más en lo que endemos como mera alza, o inflación. Todo esto lo ha explicado, en «Por fin» en Onda Cero con Jaime Cantizano. Te dejamos el audio para que, si no has podido escucharlo, puedas recuperarlo. 

La baratoinflación es un concepto acuñado por el instituto de investigación de Barcelona Idra, en el que han estudiado un fenómeno preocupante: en los últimos 3 años han subido a mayor ritmo los productos más básicos y baratos (con subidas de hasta el  37%), que los de alta gama, que lo hicieron en un 23%.

Esto quiere decir que lo que consume una generalidad de población alta que, además, coincide con la menos recursos, ha sufrido más los estragos de la inflación que aquello al alcance de muy pocos

Otras conclusiones a las que llegan estos investigadores son:

  • La especulación financiera es un factor clave en el encarecimiento de los alimentos: los productos con más demanda pero menos oferta atraen inversores y disparan los precios. Esto lo hemos visto multitud de veces: subida estratosférica que sufrió hace poco el AOVE.
  • Como consecuencia de lo anterior, los beneficios empresariales se ensanchan durante la crisis, cuando hay escasez. Es una lógica “de mercado” que no por menos estudiada debe preocuparnos menos.

Pero existen otros conceptos que afinan en los estragos que ocasiona la inflación, como la cheapinflación. Como su propio nombre indica consiste en sustituir ciertos ingredientes o productos alimenticios por otros de menor corte. Por ejemplo:

  • Fabricar la mayonesa con aceite de soja y no con otros aceites más caros: girasol, por no hablar, de oliva.
  • Sustituir el chocolate por el sabor a chocolate con aromas artificiales.
  • Jamón cocido o de pavo. Reducir el porcentaje de carne magra en el producto, sustituyéndola por otros ingredientes más baratos.

Con esta estrategia, se mantiene e incluso incrementa la oferta de productos sin subidas que modifiquen en gran parte el precio final. A costa, eso sí, de la calidad.

Finalmente, la reduflación, significa alterar drásticamente el contenido sin variar sustancialmente el empaquetado ni tan siquiera el precio. El ejemplo más evidente es el de la bolsa de patatas fritas: la abres y te das cuenta de que si antes te la encontrabas llena, ahora le falta un cuarto de producto.

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