Y ello, a pesar de que el 86% muestra preferencia sobre inversiones que tengan un impacto positivo, según una encuesta de BEUC a 10.000 europeos de 11 países
A pesar del gran interés de las personas consumidoras, el «greenwashing» o «lavado verde» y los productos de mala calidad están impidiendo que inviertan de forma sostenible, según una nueva encuesta publicada hoy por la organización de consumidores europeos BEUC, a la que pertenecen las españolas ASUFIN, CECU y OCU. En consecuencia, los consumidores consideran que estos productos deberían estar sujetos a normas más estrictas.
Estos son los resultados de una encuesta realizada a más de 10.000 consumidores en 11 países europeos.
La encuesta muestra un claro interés de los consumidores por los productos financieros sostenibles: el 27 % afirma haber invertido ya de forma sostenible. Otro 41 % afirma que se plantearía hacerlo, pero al 55 % nunca se le han ofrecido este tipo de productos. Los consumidores interesados en las finanzas sostenibles quieren inversiones que tengan un impacto positivo (86 %) y que contribuyan a la transición hacia la sostenibilidad de los sectores con altas emisiones (71 %).
Sin embargo, la encuesta también indica que:
- El «greenwashing» está desalentando a los consumidores. Más de un tercio (34 %) cita las afirmaciones ecológicas engañosas, difíciles de verificar o poco fiables como motivo para no invertir en productos financieros sostenibles.
- Los consumidores se sienten sistemáticamente menos informados sobre los aspectos de sostenibilidad (45 %) de los productos financieros en comparación con el 73 % en lo que respecta a los aspectos financieros. Más de la mitad (52 %) afirma que la distinción entre inversiones normales y sostenibles no está clara.
- Muchos consumidores han depositado una confianza errónea en el sistema actual.
El 52 % de los consumidores cree erróneamente que los productos cumplen con leyes estrictas sobre lo que es sostenible. El 49 % piensa que los productos sostenibles son verificados por un supervisor del mercado, lo que, de nuevo, no es el caso.
La gran mayoría de los consumidores encuestados (76 %) cree que los productos deben cumplir «normas estrictas» en materia de sostenibilidad y estar disponibles para todos los inversores minoristas (67 %).
El director general de la BEUC, Agustín Reyna, comentó: “Los resultados de la encuesta muestran que los consumidores tienen una idea clara de lo que debe ser la financiación sostenible. Estos productos tienen que ofrecer algo más que simples estrategias de marketing. Necesitan normas mínimas estrictas, que excluyan actividades perjudiciales como los combustibles fósiles y contribuyan a una economía sostenible. Nuestra encuesta muestra que, a pesar del gran interés de los consumidores por los productos de inversión sostenibles, muchos de ellos se sienten simplemente desanimados por las afirmaciones engañosas o el mero lavado de imagen ecológico. Garantizar que los consumidores puedan invertir en productos financieros sostenibles y fiables puede ser un factor clave para alcanzar los objetivos de la UE, ya que supone una buena oportunidad tanto para el medio ambiente como para el bolsillo de los consumidores”.
David Sánchez, director de CECU: “La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad creciente para inversores y pequeños ahorradores que buscan destinar sus recursos a proyectos respetuosos con los derechos humanos y el medioambiente. Cada vez más, rechazan aquellas inversiones que contribuyen al deterioro ambiental o social. Por ello, resulta esencial que la información que reciben sea veraz, clara y transparente, permitiéndoles decidir de forma libre e informada el destino de su dinero”.
Patricia Suárez, presidenta de ASUFIN: “Consideramos que, más allá del inversor cualificado e institucional, estos productos deben llegar a un espectro más amplio de inversores medios que, a menudo, no disponen de una información completa y contrastada. Desde nuestra experiencia, la labor de concienciación de la sociedad, en su conjunto, es una de las más arduas porque hay que contrarrestar el imaginario, muchas veces instalado sin mayor fundamento. Y sin duda, que invertir de forma sostenible significa sacrificar la rentabilidad o que optar por productos ESG es más caro, son algunos de los mantras reiterados”.



