Los fraudes inmobiliarios se han convertido en operaciones cada vez más profesionales, capaces de engañar incluso a quienes creen estar alerta.
Ya no se trata de anuncios mal escritos o fotos sospechosas: ahora estas estafas están cuidadosamente diseñadas para parecer completamente legítimas. Se usan plataformas de alquiler conocidas, imágenes reales, contratos detallados y contactos convincentes, lo que dificulta que incluso personas precavidas puedan detectarlas.
Los estafadores crean situaciones creíbles, incluyendo intercambios telefónicos y correos profesionales, e incluso se hacen pasar por empleados de bancos o agentes inmobiliarios. Los pagos suelen solicitarse mediante transferencias bancarias, justificadas con documentos que aparentan autenticidad. Todo esto hace que la víctima confíe y entregue dinero antes de poder verificar la veracidad del anuncio.
Desde ASUFIN se recomienda extremar la precaución y seguir estas pautas:
- Informarse previamente sobre los procedimientos legales del alquiler.
- Mantener una comunicación clara y documentada con el arrendador.
- No realizar pagos antes de visitar el inmueble en persona.
- Confirmar la identidad del propietario y su relación con la propiedad.
- Desconfiar de presiones por rapidez o de descuentos demasiado atractivos.
- Reportar cualquier indicio sospechoso a los portales y a la Policía.
El aumento de este tipo de fraudes refleja un mercado inmobiliario complejo, donde la urgencia por encontrar alojamiento se combina con métodos de estafa cada vez más profesionales. Estar informado y alerta sigue siendo la primera línea de defensa frente a estas estafas sofisticadas.