Los que se piden a dos meses, suben su precio más de un 200%, y los más comunes, a 30 días, un 138%, y se acercan a los máximos de 2021, cuando la pandemia encareció esta modalidad de crédito
El precio de los préstamos rápidos, que se piden a golpe de click en Internet, sigue su escalada ascendente, según revela la VI edición de nuestro Barómetro anual de minicréditos. Como ya sucedió el año pasado, el minicrédito que se solicita a 30 días, el más habitual, sube para situarse en una TAE media del 3.417,40%, un 138% más, cada vez más cerca de los máximos que vimos en plena pandemia por Covid-19, cuando la necesidad acuciante de liquidez encareció los precios. Desde entonces, no hemos vuelto a ver precios por debajo de la barrera del 3.000% TAE.
Estas TAE se traducen en un coste de 103,42 euros de intereses por pedir 300 euros a devolver en 30 días. Con operadores del mercado que elevan este precio a 134,10 euros, en el caso de Lonay, los más caros, mientras que Vivus es, en estos momentos, el operador más económico, al cobrar 43,77 euros por esta misma operación.
El minicrédito a devolver en 60 días se sitúa en una TAE media del 1.492,60%, un 213% más que el año pasado. En el ámbito de estos créditos pedidos más a largo plazo, los costes se han disparado con relación al año 2023, cuando se cobraban al 557,50% TAE. Si traducimos el indicador de precios TAE a euros, comprobamos que por pedir 300 euros a 60 días, se nos cobra de media 141,20 euros y, de nuevo, en función del operador, nos encontramos el máximo, en 242,52 euros, que cobra Dinevo, frente al más barato, Fiesta crédito, que cobra 45,26 euros por esta misma operación.
Estos precios se dan en un contexto de bajada de tipos de interés, que ya refleja el Banco de España en sus estadísticas: el tipo medio ponderado de los préstamos al consumo ha pasado del 7,78%, de 2024, al 7,05%, este año.
El único tramo que baja sus precios es del muy corto plazo, el minicrédito que se pide a sólo 7 días, aunque resulta el más caro, con TAE que alcanzan los 5 dígitos: del 45.450%, algo lógico en tanto que este indicador, que es el único que nos sirve para comparar precios, se expresa en términos anuales.
Junto al precio de estos préstamos, otro elemento de preocupación que plasma nuestro estudio es el leve descenso en cantidades y el mayor en plazos, que llevan a créditos de más importe y menos duración, un desajuste que es pernicioso para el consumidor, dado que le lleva a solicitar préstamos de mayor cuantía a un plazo que no se amplía de manera proporcional. Esta circunstancia puede generar mayores problemas de devolución y, por ende, de entrar en situación de impago.
Este es uno de los principales riesgos: el cliente que está dispuesto a pagar los elevados costes por impago lo hace generalmente por una necesidad de dinero que no se puede cubrir por otras vías. Por ello, si añadimos la variable de los plazos cortos, el problema de posibles impagos se dispara más, con unos costes muy altos.